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Visiones de trasgos

Los pandas de Hitler

Worm Lemon by Worm Lemon
diciembre 12, 2019
in Música
33 min read

En el artículo que tienes ante tus ávidos ojos se tratará un tema tan comprometido como es el nazismo. He intentado exponerlo de la mejor forma posible y guardando el habitual tono de sorna, aunque sea en menor medida, puesto que se trata un tema que requiere cierta seriedad. Así mismo, las opiniones expresadas en la entrevista final no tienen por qué ser compartidas por mí. Quien me conozca mínimamente sabe cuál es mi opinión al respecto y quien no y sienta curiosidad, es libre de preguntármelo vía mensaje directo en redes.

Por otro lado, podrás observar que no hay frases con los clásicos enlaces de interés. Se trata de un artículo particularmente extenso por lo que he decidido aglutinar los mismos y las fuentes (oh, sí, estoy poniendo la totalidad de mis fuentes por una vez, je) en un drive al final de esta historia.

Dicho lo cual, let’s the show begin.

El nacionalsocialismo ha sido una corriente extrema que siempre ha estado latente en el hermano misántropo del death metal. Ya sea de forma directa o indirecta, a favor o en contra, por mutuo propio o en base a acusaciones por presunta relación, pocos son los grupos de la escena que no hayan tratado de algún modo con el mismo.

Sin remontarnos muy atrás en el tiempo, este mismo año los polacos Mgła vieron como varios shows de su gira Europea eran cancelados debido a las amenazas de boicot que sufrieron los diversos promotores. Esto se debió a que fueron acusados de nazis, en un inicio, por la Linkes Bündnis gegen Antisemitismus München (Alianza de izquierda contra el antisemitismo en Munich) por esencialmente tres motivos: Stormblast, batería de Deus Mortem, grupo telonero de Mgła en esa gira, también tocaba en Infernal War (anteriormente Infernal SS, con canciones de la temática característica) y había formado parte del festival NSBM “Hot Shower”, sumado a ciertas declaraciones de carácter antisemita. En segundo lugar, por tener una estrecha relación con Mikko Aspa, músico finlandés conocido por sus ideas de ultra derecha y con el que la banda polaca tiene contrato a través de uno de su sello discográfico “Northern Heritage Records”, al cual también se encuentran afiliados grupos abiertamente NSBM como son Diaboli y Nécropole. Por último, Mikołaj Żentara, líder de Mgła, realizó en el 2000 una única tirada de cien copias del álbum Judenfrei (libre de judíos), parte de su proyecto de noise-industrial Leichenhalle.

Quieto parado, guarda el pasaporte, que aun no salimos del país polaco. Este mismo año, Nergal, vocalista de Behemoth, causó cierto revuelo en la comunidad metalera al enseñar en sus historias de Instagram una camisa en la que lucía un parche con el mensaje “Kill them. Show no mercy. Fuck Antifa!”. El mismo cantante borró la foto para resubirla posteriormente y alentar al debate de los métodos usados por las organizaciones antifascistas contra ciertos grupos de la escena del black metal actual, así como los criterios que usan a la hora de actuar.

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How to movidote, by Nergal

Tal y como puedes observar, el black metal sigue entre el top tier de escenas musicales controvertidas, quizás algo más moderado respecto aquellas famosas fogatas usando de leña iglesias cristianas, pero sin duda siendo objetivo de la prensa cada poco tiempo. También te digo que no tiene pinta de que esto vaya a remitir en el futuro.

Bueno, querido. Ahora empieza la parte especialmente gruesa del artículo, así que píllate un café negro como tu corazón y ponte cómodo porque esto va para largo

No hay un consenso claro respecto a cuándo exactamente empezó el NSBM (National Socialist Black Metal). Quizás la opinión más extendida sea la correspondiente relación del mismo con el RAC (Rock Against Comunism). Este se trataba de un movimiento reaccionario frente al Rock Against Racism, una serie de conciertos organizados a lo largo y ancho del Reino Unido y que comprendía especialmente grupos punk. El partido del Frente Nacional, ante la gran aceptación de la juventud del género más provocador de la época, decidió tomar la iniciativa de su propio proyecto al respecto. Así pues, en 1979 surgía el mencionado RAC, movimiento que buscaba llamar la atención de los jóvenes hacia las ideas de extrema derecha, apoyando con ello grupos de dicha ideología.

Años más tardes y como sabrás (si no ya te estás yendo a la Wikipedia, malparío), se desarrollaría en las puñeteramente heladas tierras escandinavas el negro metal. Surgió con un claro afán de romper con todo lo establecido socialmente, entre en un límite difuso entre la mera provocación y la verdadera denuncia socio-cultural. Esta peculiar frontera se tradujo líricamente en canciones de corte anticristiano, satánico, misántropo y nacionalista. Centrándonos en la última temática, se abogaba por el regreso a la gloriosa época vikinga, la cual supuestamente había sido destruida y menoscabada con la llegada del cristianismo. Si a esta defensa a ultranza de la cultura y entidad nacionales a su vez le sumamos las mencionadas posibles influencias del RAC; el origen judío de dicha religión; la aparente profesión del paganismo por parte de Hitler y gran relevancia de los símbolos en el black metal, tenemos el cóctel molotov perfecto para el NSBM. Quizás un plus a todo ello sea el tremendo carácter endogámico del black metal, muy alejado de los reproductores de música del público mayoritario.

Pese a que los principales exponentes del subgénero en general no reflejasen su ideología, más allá del paganismo nostálgico, bien es cierto que tenemos referencias variadas acerca de su posible corriente de pensamiento. Caso archiconocido es el de Varg Virkenes, único integrante de Burzum, en cuyo desaparecido canal de The Thulean Perspective, hizo alguna declaración cuanto menos controvertida y de no precisamente amor hacía los judíos.

Una de las primeras bandas reconocidas como nacionalsocialistas y de las que más renombre se han granjeado en este mundillo fue la controvertida Absurd, surgida en la ciudad alemana de Sondershausen a principios de los noventa, que junto a Coven of the Worm y Morke conformaba la “Hermandad Teutona”, una especie de “Inner Circle” al más puro estilo antisemita. Saltó a la fama por el asesinato de un joven llamado Sandro, que era conocedor del amor prohibido de Sebastian Schauseil, guitarrista de la agrupación, con una profesora de la localidad, mujer casada. A día de hoy todavía se desconoce cuál de los tres miembros fue el más implicado en el delito en sí, pese a que todos ellos lamiesen las rejas durante una temporada.

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Absurd en el Asgardsrei 2017

Tras su salida de la cárcel se convirtieron en referentes del nacionalsocialismo en el panorama extremo, no sólo por su clara afinidad, sino por también por ser los fundadores del Deutsche Heidsnische Front, sección alemana del Allgermanische Heidnische Front, que a su vez derivaba del Norwegian Heathen Front. Sí, el personaje de Vikernes estaba de por medio, puesto que la mayor parte del programa se basaba en su libro Vargsmål (1994), mezcla del ideario de extrema derecha con neopaganismo.

Vistas las raíces con SSs y 88s marcados a fuego en cada uno de sus recovecos, voy a empezar el buen morbo y la controversia, la semilla de la disputa y el germen de la continua discusión entre blackers. Hablemos sobre las letras.

El NSBM es una clasificación de grupos cuyas canciones tocan temas de corte nacionalsocialista. Se encuentra muuuuuuy lejos de conformar un subgénero musical dentro del black de por sí. De hecho, dentro de este podemos encontrar desde el raw black metal, como es Tank Genocide (diferenciado por tener una calidad más baja en sus grabaciones que incluso el black metal primigenio) hasta black metal con influencias folk, sirviendo de ejemplo de Velimor.

Queda claro que cuando la letra hace alusión directa al régimen del Tercer Reich y alegoría del mismo, junto a contenido de carácter antisemita y de defensa de la raza aria, no hay mucha discusión sobre si es NSBM, aunque resulta curioso que un amplio sector sea partidario del negacionismo del Holocausto. El debate, de buenas a primeras, surge cuando se trata temática marcial, de defensa de la entidad y cultura nacional o anti-religiosidad.

En cuanto a la movida de las batallitas históricas, es especialmente ilustrativo el caso de Marduk, cuyos conciertos han sido censurados, como hace dos años en Oakland, o amenazados con la cancelación de los mismos debido a la especialización de sus letras en el conflicto mundial del 39. Existe cierta tendencia a evitar a toda costa la temática referente a la IIª Guerra Mundial, llegándose a entender en ocasiones que cualquier alusión se convierte en un discurso político en su defensa. Bien es cierto que las ideologías y la política son elementos intrínsecos a la historia, pero no por ello la narración de determinados hechos históricos debe de ser motivo de tabú y prohibición. Casi sirve de analogía acusar a Sabaton de instigadores de conflictos armados por cantar sobre historia bélica. Es conveniente discernir cuándo se está hablando sobre el nazismo y cuando se está haciendo apología o activismo del mismo y con fines dogmáticos, aunque esto segundo choque de pleno con algo tan propio del black como es la adoración del individualismo.

En segundo punto, la consideración de “viva mi pueblo”. Tal y como he comentado anteriormente, es una característica común entre el black metal escandinavo, concretamente el noruego, y el NSBM la defensa de los caracteres culturales propios de la nación o pueblo europeo, según a quién preguntes. Es especialmente destacable la extendida defensa de la naturaleza y alegoría de la misma. Sin embargo, resulta cuando menos controvertido el aspecto de limpieza étnica respecto al extranjero invasor que supuestamente quiere acabar con todo lo que es propio, esto es, anti multiculturalismo, siguiendo a la escuela del Heathen Front. Graveland es un grupo que ha sido señalado en más de una ocasión como nazis por sus abundantes canciones de defensa de su madre patria, sin quedar demostrado en ningún momento su afiliación a las ideas del señor de bigote pequeño (aunque sí que ha existido cierta duda sobre Darken, vocalista y miembro fundador que en el pasado ha trabajado ocasionalmente con bandas como Fullmoon o Capricornus)

Como tercer aspecto, el uso de las religiones abrahámicas como papel higiénico Scottex doble rollo. El NSBM, no pudiendo ser de otra forma, va en contra del judaísmo, no sólo como religión en sí, sino como la aparente dominación mundial a nivel económico y político, cuyos creyentes se dice que ansían y por ende, la solución es acabar con ellos. La adaptación correspondiente al ámbito musical es que los judíos tienen a su merced toda la industria.

Pese a tratarse de una posición extrema, no nos engañemos. El odio hacia la religión, el puritanismo y el moralismo hipócrita han sido más que tratados en el mundo de la música, ya no sólo en el metal extremo, sino en todo el metal en sí, así como el punk y el rock. Es cierto que gran parte de dicho ataque ha ido para el cristianismo, lo cual tiene todo su sentido si tenemos en cuenta dónde surgen dichos géneros. El islam no se queda muy atrás en protagonismo, siendo blanco tanto de grupos de oriente medio (Janaza, Seeds of Iblis o Al-Namrood) como de forma más reciente por grupos europeos, alguno de los cuales han sido señalados de xenófobos e islamófobos. Es en estos segundos donde habría que ver si atacan al extremismo en la religión musulmana y aquellos preceptos que coarten la libertad o si van directamente a por las personas que la profesan y emigran hacia Occidente, considerándolas poco más que ratas que portan la peste.

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Janaza haciendo cosas de Janaza

Visto esto, toca pasar al siguiente capítulo de esta historia. No hace falta que vayas a sacarte el diploma de detective para darte cuenta de que nos estamos metiendo poco a poco en un plano cada vez más subjetivo. Teme, puesto sólo acabamos de empezar. Vamos a pasar a la intención de este tipo de letras.

Hay quien señala que son meramente provocadoras en su mayoría (o de uso de sátira y humor en menor número), tal y como se ha estilado en el black metal desde los principios del mismo. Un ejemplo que en cierto modo puede sostener dicho argumento es el de Peste Noir, banda francesa con predominancia de letras de corte nacionalista. La confusión surge en su carismático frontman. Lo mismo en una canción habla maravillas de los nazis que en otra desea defecarse en sus bocas, por lo que nadie sabe hasta qué punto es partidario de dichas ideologías. Por otro lado sí que es cierto que ha tocado en diversos festivales y carteles de bandas abiertamente NSBM, al igual que con otras que no son tal, por lo que sigue sembrando la semilla de la duda.

Siguiendo la misma línea de la provocación tenemos el tan señalado uso de símbolos. A poco que hayas ido a uno o dos conciertos del negro metal, te habrás dado cuenta que el simbolismo es marca de la casa. Desde los corpse paints hasta las cruces invertidas, pasando por las velas u otros más atrevidos, como gente crucificada o piezas de carne, la variedad de señales ofensivas petaría cualquier base de datos Access.

Como no podría ser de otra forma, el NSBM no se ha quedado atrás precisamente, con sus cruces gamadas y runas en representación de las SS. No pienses todavía que los han monopolizado, pues, de hecho, a lo largo del tiempo no han sido pocos los ejemplos de músicos que han empleado el imaginario nazi en sus directos sin estar su música intrínsecamente relacionada a dicha ideología. A destacar está Hoest, vocalista de Taake, quien apareció en un bolo con una esvástica en el pecho, quizás a modo de referencia a American History X, pero a la que su relación con nazis y alegaciones en contra de los musulmanes no ayudaron a que el gran público le mirase con buenos ojos. Otro caso es el de Okoi, vocalista y guitarrista de Bölzer, músico que porta tatuajes de símbolos usualmente relacionados con el nazismo pero que él mismo ha señalado que el significado pretendido de los mismos era aquel previo a que fuesen apropiados por el supremacismo alemán.

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Hoest ofreciendo contenido family friendly

En toda discusión sobre política en la cultura siempre está el equipo “aquí no pasa na’“y no voy a ser el yo el que se olvide de ellos. Como es fácil intuir, el argumento principal sobre la intención de los grupos NSBM es la ausencia de la misma. Esto es, no existe un objetivo de extender la ideología nazi o de sembrar el odio, sino que se trata sólo de música que hay que saber apreciar en su conjunto, no centrándose exclusivamente en las letras. El NSBM es uno de los subgéneros líricos más underground dentro del ya de por sí underground black metal. Según lo defensores de esta opción, el público resulta aun más reducido de lo habitual, en el que abundan meros fanáticos de la música en sí que simpatizantes de las ideas del nacionalsocialismo. De hecho, el aumento de la extrema derecha en Europa no ha guardado una correlación con una mayor venta de entradas o de material NSBM, por lo que la existencia del mismo puede dar a entender a cierto sector de la comunidad metalera que no son una amenaza real para el sistema de democracia globalizada que conocemos en Occidente. Sin embargo, sí que es cierto que los festivales especializados en dicha clase de temática suelen atraer a no pocos paisanos de cabeza rapada e ideas poco tolerantes.

Finalmente, llegamos a la postura defendida por el antifascimo, cuyo aporte en el black metal y especial protagonismo en el debate que nos ocupa trataré un poco más adelante. Resumidamente, para este movimiento el NSBM resulta un medio de difusión de ideas reaccionarias que lo único que dan lugar es la puesta en peligro de los valores que tanto han costado construir a los estados modernos. Por ello y por muy banal que sea su peso en dicha difusión, debe de ser censurado bajo cualquier coste de tal forma que cualquier idea de carácter nazi y por ende, totalitario, racista, antisemita y xenófobo, no tenga difusión ni propaganda alguna.

Siguiendo esta última línea de pensamiento, entraríamos en el ámbito personal de qué música escucha cada uno o deja de escuchar y hasta qué punto está atentando contra sus propios principios o se podría etiquetar con el mensaje que transmite la misma.

La posición directamente contraria al juicio moral es la de que el arte es completamente independiente del mensaje. Para muchos el disfrute de la música no implica que uno se identifique con la misma o que sea partidario del mensaje de sus letras y por ende, se tiene plena libertad y ausencia total de responsabilidad en lo que se escucha. Es indiferente escuchas NSBM de forma asidua o aislada si la consumes como mera música en su conjunto. Del mismo modo que por analogía se alude a que es igual que escuches música con constante referencias directas a formas de morir horrible o rituales satánicos que no por ello vas a ser un satánico con un extraño tipo de psicopatía. La música es, según dicho criterio, herencia cultural que irremediablemente se ha de aceptar y asimilar.

Sin embargo, puede darse la posibilidad de que uno sí pueda sentir cierta culpabilidad al escuchar x contenido lírico. Aquí ya entramos en los planos de la subjetividad absoluta de hasta qué punto uno está dispuesto aceptar ciertos mensajes en una canción, debiendo estos ser valorados por cada uno en sus circunstancias personales, sociales y culturales. En este aspecto, han surgido muy diversas posiciones. Un primer ejemplo puede ser aquellos que afirman que la escucha de forma muy esporádica no tiene por qué conllevar ningún tipo de sentimiento de culpabilidad interna siempre y cuando no se genere una escucha habitual de los mismos.

Otros por el contrario afirman que es indiferente el número de escuchas que des a esa música siempre y cuando no colabores en su financiación (evitando compra de entradas, discos, merch) o mínimamente (Spotify), puesto que el acto contrario implicaría el apoyo de tales ideologías. Surge discrepancia sobre la compra de entradas de festivales que, si bien no son exclusivamente NSBM, quizás hayan tenido entre sus carteles alguna que otra banda afín a dicho extremismo. Bien es cierto que a día de hoy los grandes festivales han preferido evitar incluso la contratación de grupos sobre cuyos miembros exista cierta sospecha de que profesan dicha ideología, más por motivos comerciales, con el fin de evitar posibles altercados en el desarrollo del evento, que por motivos morales. Tal caso fue el de Werwolf-Satanic Warmaster, cuyo coqueteo con el NSBM (sus primeros trabajos eran claramente NS, es miembro de Gestapo 666 y fue teclado en los directos de Goatmoon de 2010) y pese a haber señalado que se considera apolítico, llevó a la organización del Hellfest 2011 a cancelar su bolo.

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Maestro Satánico de la Guerra

Llegados a este punto, quizás estés sacando en conclusión que la parte politizada del black metal está completamente ocupada por nazis o nacionalistas. Aguanta, estate sentado y baja el martillo acusador, Ronan, que no es un sector precisamente copado. El RABM (Red Anarchist Black Metal) hace su entrada.

Imitando de cierto modo el surgimiento del NSBM como acción-reacción, a mediados de los noventa aparecen las primeras bandas de carácter socialista, anarquista y comunista. Dicha aspiración de exponer letras alejadas del corte derechista se empezó a dar previamente en el folk metal, a causa de la creciente tendencia de las bandas a su politización de corte conservador. En el black metal, de primeras, las mencionadas ideologías se presentan como meros temas líricos, sin destacar una oposición frontal al NSBM, aunque fuese parte intrínseca el rechazo de las ideas hitlerianas. Curiosamente las influencias parten también del punk, aunque más del descendiente más experimental y crudo del mismo, el crust-punk.

Entre los precursores del back metal noruego no encontramos demasiados ejemplos antagónicos al amigo Varg y que profesasen la política de izquierdas de forma activa. Se tiene constancia de la afinidad de Fenriz (Darkthrone) a la misma, pero el ejemplo más destacable es Euronymous (Mayhem), quien realizó el correspondiente activismo en una organización de corte comunista y de la cual se desvincularía posteriormente puesto que consideraba que el humanismo de esta no llevaba a ninguna parte y era necesario ejercer el totalitarismo.

Así pues, debemos manosear las hojas de nuestro pasaporte y alejarnos varios miles de kilómetros de las heladas tierras noruegas para poder encontrar lo que fueron los pañales del RABM. Es en el 94 cuando aparece la banda argentina Profecium, la cual sacaría tres años más tarde su álbum “Socialismo satánico”. Siguiendo su ejemplo, en el 98 se dan a conocer los colombianos Reencarnación, cuyas letras se centraban en el anarquismo.

A lo largo de los años, el RABM ha ido creciendo a un ritmo lento en comparación con el NSBM. Una influencia clara en ello se debe a que los grupos rara vez se autodenominan RABM (Jarost Maska como clara excepción, quienes se identifican abiertamente como comunistas revolucionarios) y organizan festivales o bolos conjuntos acordes a dicha temática, mientras que de los segundos son bien conocidos sus festivales en Rusia, Ucrania, Polonia y el norte de Italia. Así, el foco principal de las mismas se sitúa en Alemania y los países del este. Por el contrario, una vez más tenemos que saltar el charco cuales niños en temporadas de lluvias y llegar a Canadá, base de operaciones del RABM, como quien dice.

Es en el 2002 cuando surge Iskra, grupo de balckenned crust y quienes extienden las letras de carácter izquierdista entre el mundo del black. Es precisamente en este mismo país donde más tarde cobra un mayor desarrollo el RABM, concretamente en la región de Cascadia, englobando con ella los estados de Washington y Oregón, llegándose a diferenciar un cascadian black metal. Son grupos cuya inquietud lírica central reside en la concienciación medioambiental, habiendo entre ellos algunos con un carácter expresamente socialista y de economía de autoconsumo. A diferencia de su pariente derechista, podemos señalar dos géneros musicales bastante extendidos en esta corriente; el post-rock y el black metal atmosférico. Se suele tener a Wolves in the throne room y Agalloch como principales precursores de dicha forma de hacer música, muy alejada de los convencionales tópicos de crudeza y oscuridad absoluta que caracterizan el black metal usual. También cabe mencionar al proyecto conocido como Panopticon, de claras influencias folk.

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Iskra cuando alguien menciona la palabra «capitalismo»

Al igual que he comentado un poco más arriba, el RABM tampoco se queda atrás en su fetichismo con el simbolismo. Casi a modo antagónico al NSBM, abundan entre los grupos de este movimiento las correspondientes señas del anarquismo, comunismo y aquellas paganas que aun no han sido acaparadas por los compañeros nazis.

El RABM, especialmente en los últimos años, se ha convertido en padre con el aumento de grupos enfocados esencialmente en la lucha antifascista, llegando a hablar en ciertos portales de internet del Antifascist Black Metal. Al igual que su ascendiente, no se trata de una clasificación oficial como tal, sino una más acuñada por los fans de bandas cuyos temas se centran contra el fascismo y cualquier movimiento de extrema derecha. Tal y como te dije antes, el antifascismo dentro de la escena tiene como objetivo enfrentarse al NSBM, bajo el mensaje de que la tolerancia de la intolerancia conllevaría a la desaparición de la tolerancia. A Karl Popper le ha gustado esto.

El ejemplo más exponente de este incipiente subgénero es Gaylord, que presenta un black metal cercano al raw y cuyas letras cargados de constante sorna son un ataque directo al nazismo dentro del mundillo del underground. La misma persona tras este proyecto es famosa por su banda de deathmetal de activismo LGTB, Olivia Nautheres John. Curiosamente, son precisamente las bandas de temática LGTB, como Feminazgul, o de corte anarquista, como Anarchist Wolves, Book of Sand, Operation Volkstod o Dawn Ray’d quienes más se han centrado últimamente en estos contenidos.

Por su parte, existen otras bandas que, pese a no tratar temas de índole política en sus canciones, se han posicionado abiertamente como antifascistas, siendo este el caso de Deadspace.

El movimiento antifascista tiene más detractores dentro del black metal que aliados. Pese a ser una causa aparentemente legítima, no son pocas las voces conocidas que les han señalado de pecar hipócritas empleando métodos de censuras semejantes a los del fascismo, lo que no deja de ser un ejemplo cercano a la paradoja de la tolerancia. El problema esencial se encuentra si dichos antifascistas obran con conocimiento de causa plena o responden ante cualquier posible indicio de nazismo en una banda de black, hecho que puntualizó Nergal, como veíamos al principio del artículo.

Esta censura desenfrenada ha llevado a multitud de grupos tener que posicionarse políticamente de forma pública. Watain mismamente debió despedir a su guitarrista por realizar el saludo fascista en una publicación de Facebook y señalar que la banda es completamente apolítica. Semejante caso es el de Summoning, cuyas canciones fueron utilizadas en diversos vídeos de alegoría del régimen del IIIer Reich, debiendo así el líder de la agrupación hacer un escrito en el que afirmaba tajantemente la desvinculación y rechazo de la misma a esa clase de ideas. O también el caso de Inquisition, cuya canción “Crush the jewish profect” fue tachada de carácter antisemita, cuando se trata de temática anticristiana. La cancelación de conciertos también afectó a los americanos Uada, que fueron tachados de nazis por compartir cartel en alguna ocasión con bandas afines al nacionalsocialismo. Podríamos pasarnos así horas, puesto que la lista no resulta precisamente corta y no para de crecer cada año: Gorgoroth, Dissection, Skyforger, Arkhon, Infaustus Arkaum, Emperor, Impalez Nazarenne, Nargaroth, Sigh…

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«Choca esos cinco»

Ya no sólo se trata de la discusión sobre si la ideología nazi puede tener o no su lugar dentro de la cultura blacker, sino también si se debe diferenciar obra y autor cuando las ideas políticas de este no se expongan en la primera. ¿Hasta qué punto bandas como Mgła , Deströyer 666 o Drudkh deben de ser “cancelados” por las ideas personales o declaraciones polémicas de sus integrantes? O sin irme a grupos quizás menos conocidos por el público promedio, ¿Dimmu Borgir, Mayhem o Myrkur? Y en estos últimos casos, ¿a día de hoy tiene relevancia lo dicho hace veinte años o más? O también, dándole la vuelta, ¿hasta qué punto escuchar la música de los mismos te hace partidario de sus ideas?


Habiendo expuesto una realidad política más que compleja dentro del black metal y esperando haber sembrado la semilla de cierta reflexión, procedamos a coger las ceras de colorines y a ilustrar todo ello aun más. A continuación tienes una entrevista a cuatro bandas de personas con no pocos conocimientos del negro metal y de pensamientos muy dispares entre sí sobre el nacionalsocialismo dentro de la música. Por el bien de todos, he decidió que sus entidades queden en anonimato y la única diferenciación corresponda mediante colores.

1- ¿Cómo conociste la existencia del NSBM? ¿Cuál fue tu primera impresión?

AMARILLO:

El género lo conocí mayoritariamente a raíz de bandas sugeridas después de Burzum. Es un género que en general me gusta porque parte de una influencia enorme por este grupo, y es uno de mis favoritos aunque Burzum no exprese en sus letras nada relacionado con la política. Realmente el género nació porque el músico detrás de Burzum es nazi y eso creó una oleada politizante. Eso creó la paradoja de muchísima gente que le encanta el género pero no comparte en absoluto las letras.

ROJO:

 -Pues lo descubrí sin querer como quien dice mientras buscaba grupos nuevos para escuchar.

 -Me chocó bastante al principio, luego a medida que fui escuchando más tampoco me pareció para tanto, como otro subgénero sin más.

VERDE:

Bueno, como alguien que empieza en las escenas musicales –alternativas- siendo muy joven (13 años), pues la toma de contacto fue sin querer. Empecé en el metal extremo con Children of Bodom y de ahí no tardé en saltar al Black metal, con Graveworm y Burzum. Burzum es toda la pista que hace falta para entender mi caso, aunque sin duda “no podríamos” aplicar per se la etiqueta a este proyecto en general, creo que se la ha ganado a pulso con el trascurso de desarrollo.

De ahí, según fui entendiendo la naturaleza filosófica (y política) de su autor, Varg Vikernes, descubrí que eran aspectos muy arraigados en el black metal y me estremecí. A partir de ese momento, fui comprobando cómo otros artistas mostraron esta afinidad en mi carpeta de música y desde entonces tengo que reconocer que tengo mucha actividad contra ello. He tenido casos evidentes en mis listas de autores, como Graveland, pero también me he llevado decepciones dolorosas al ser imperceptibles tales afinidades a primera vista, como me sucedió con Walknut.

PÚRPURA:

Pues poco a poco indagué sobre el Black Metal y acabas viendo los diferentes subgéneros tanto musicales como temáticos, y es un subgénero no precisamente pequeño para ignorar en cuanto indagas. Como antifascista, tengo ese género radicalmente vetado; es una opción personal como tantas otras, y como muchos antifascistas ignoro deliberadamente toda banda que tenga temáticas pronazis o miembros abiertamente nazis.

2- ¿Se puede diferenciar la obra del ámbito personal del autor? ¿Y el mensaje de la obra? ¿Escuchar x tipo de letras habitualmente te hace partidario del mensaje que estas transmiten?

A:

Sí, es verdad que tendemos a relacionar al autor con sus letras porque al fin y al cabo es él quien las hace y deliberadamente transmite lo que transmite con X fin. Ese fin es el que no sabemos, y aunque hay algunos que verdaderamente son nazis la mayoría simplemente tienen estos mensajes por pura rebelión contra lo políticamente correcto.

Otras veces simplemente, como mencioné antes, puedes escuchar géneros que parten de un grupo asociado a un mensaje que realmente no está dando, pero que si causó posteriormente.

En ese sentido no, no puedes separarte de quién eres mediáticamente. Yo no soy nazi ni mucho menos, ni de derechas, pero cuando empiezas a hacer Black metal y te interesas por tu cultura ya te apuntan con la pistola. Eso mosquea y te rivaliza contra ellos. Se crean sus propios enemigos para poder convencer a la gente de que existe un problema cuando son ellos quienes lo crean.

R:

 -Por supuesto, solo basta ver el caso de Burzum, Vikernes tiende bastante a la derecha pero sin embargo nunca plasmó tales ideas en su proyecto. 

 -En mi opinión no, te puede gustar el instrumental y la voz en sí, pero si no coincides con el mensaje que transmite como si escuchas el himno de las SS jajajaja

V:

Voy a ser rotundo con esta pregunta porque he hecho la vista gorda muchas veces por proyectos que musicalmente me han encantado, pero a día de hoy mi posición es: NO; no se puede separar obra de autor, porque esa obra es reflejo del autor en mayor o menor medida. Yo creí en su día que Burzum era un proyecto de ámbito cultural sin más, pero la visión de Vikernes destruye los aspectos que pudieran ser positivos de este proyecto, y por más que me gusten no puedo ignorarlo. Me pesará siempre pero cada día menos.

Con el mensaje pasa más de lo mismo; no puedes ignorar una obra que está haciendo apología directa contra el genocidio por motivaciones y creencias reaccionarias solo porque tenga buen ritmillo. Todo es relativo al autor, y si no conoces al autor es probable que nunca acabes de conocer del todo una obra, aunque a veces eso suponga echarnos por encima un cubo de agua fría.

P:

Sí, se puede diferenciar. Por ejemplo, puedo escuchar música de artistas que piensan diferente a mí (Neige, Nergal…), pero no el mensaje de la obra. Siendo poético puede ser metafórico o puede significar cosas ambiguas, pero jamás aceptaría un mensaje racista, sexista o profascista en la música, porque respondiendo al último punto, SÍ suele haber afinidad entre los partidarios de una música y el mensaje de sus letras.

3- Se dice que la libertad de expresión acaba donde empiezan los derechos de los demás. ¿Consideras que el black metal es un medio para expresar cualquier idea mientras esta no se traduzca en el uso de la fuerza en la realidad o el potencial peligro de estas hace que tengan que ser censuradas siempre?

A:

En esto me voy a extender porque hay tela.

El Black metal de este tipo está constantemente siendo censurado en los medios y demás pero realmente los censura gente que no entiende el mensaje. El Punk nació en los años 70 como un género obrero en el que los pobres cantaban sus canciones para hablar de sus condiciones laborales, mayoritariamente esta gente era de izquierdas por supuesto. Y había mucha gente llevando esvásticas en brazaletes y no vi tanto revuelo. El caso era llamar la atención y esto es lo mismo.

Molestar, hacer a la gente cuestionarse si está pensando algo de verdad o solo porque han dicho que lo pienses.

Menciono lo del Punk porque muchas veces es esta gente la que censura el Black metal.

Muchas veces este género solo busca cuestionar lo políticamente correcto, criticar la “libertad de expresión” en la que vivimos (en la que solo puedes opinar cosas de izquierda, para que vamos a engañarnos y andar con metáforas). 

Hay anarquistas (Satanic Warmaster) haciendo letras nazis.

Esto no es incoherente en el género, y de hecho mucha gente que lo escucha (la mayoría) comparte esta opinión. No son nazis escuchando nazis, son gente harta de lo políticamente correcto escuchando algo que no está esterilizado. Para probar este punto Te digo que si esto no fuera así, el género se hubiera ido a freír espárragos el primer día. Nadie nazi oiría algo de alguien que no es nazi pero finge que si. Si se escucha es porque ni el artista ni el oyente son nazis. Y si te pones a investigar la mayoría de las bandas referentes del género no están involucradas en actividades nacionalistas y muchos las repudian.

Realmente el punto no es divulgar un mensaje político, sino enseñar a la gente que hay una realidad más allá de lo que te dicen en la escuela que tienes que pensar o no, y que Hitler fue muy malo y todo eso pero Stalin era el puto amo porque era comunista. Nadie tiene derecho a decirte cómo tienes que pensar, incluso si tus ideas van a ser una basura.

Pero eso es la democracia, no vale ser demócrata cuando ganas y montar una guerra civil cuando pierdes.

Y de todos modos estamos justificando demasiado el espíritu de un género que se basa en el molestar por molestar. Muchas veces ni siquiera hay una ideología detrás, simplemente se habla de ello porque molesta y ya está.

R:

El black metal nació con la idea de expresar lo que sientes, pero también con la de ir contra todo (un poco como el punk pero más bestia). Como en todos lados »hay gente pa tó», yo personalmente estoy a favor de que lleven a cabo lo que dicen en sus canciones, eso es lo que diferencia (o al menos diferenciaba, ya que ahora la gente parece que no tiene huevos a hacer nada) al black metal de otros géneros.

V:

Con la censura jamás llegaremos a nada. El black metal es un medio versátil y complejo que permite plantearse casi cualquier contexto desde múltiples puntos de vista, según marque el yo lírico, entre otras cosas. Igual que el Punk es un medio de protesta a favor de una acción particular, el black metal puede serlo, y no es tanto el problema que se dé esta situación como el por qué; no es lo mismo que tu artista local te haga levantarte del asiento lleno de rabia para luchar contra la tiranía que si te hace saltar de la silla para pegarle de tiros a un extranjero por el simple hecho de serlo.

En cualquier caso, no es tanto una responsabilidad del artista si esto se traduce en acciones violentas, pues las habría habido por las propias personas, al conectar la música y/o el mensaje con ellxs. La música solo es un medio de transmisión, y reflejo de sensaciones, ideas, sentimientos, etc. Podemos empezar a hablar de responsabilidad para el artista cuando encontramos que la música se convierte en un medio de alienación y no de simple transmisión, donde sí podríamos encontrar el NSBM dada su naturaleza, que desvirtúa la rabia del género para canalizarla hacia una irracionalidad violenta y vacía sin más. Pasó lo mismo con el punk cuando se transformó en “RAC” y el movimiento Skinhead quedó para siempre ya tachado y marcado por la apropiación forzosa de los nazis (obviando las diferencias entre ambas escenas y sus contextos socio-culturales, que explican sus orígenes, donde en el black metal siempre ha habido tendencia a esta interpretación reaccionaria como forma de acción a su favor, a pesar de no tener sentido).

P:

El peligro está siempre ahí. Cuando escribes letras con un mensaje nazi, debe ser censurada. No se debe permitir ni media a los fascistas y los neonazis, porque aprovechan cualquier oportunidad para difundir su mensaje de odio, incluso su música. Como toda música, puede expresar cualquier idea: pero no todas las ideas son respetables.

4- Dada la especial relevancia de la política en el black metal, ¿deberían los músicos de la escena publicar su afinidad política siempre, aun sin haber sido señalados como x? Y de los que sí circulan rumores o acusaciones, ¿deberían desmentirlos o corroborarlos?

A:

El Black metal fue un género que asustó siempre a la gente porque siempre se intentó que ese fuera el efecto en la sociedad. En los 90 la gente tenía miedo a los satánicos porque la gente era religiosa, y te llamaban satánico. Ahora la gente ha revivido el trauma del fascismo (y no entiendo por qué, hay abuelos a los que les da más igual Franco que a sus nietos y ellos estuvieron en la guerra muriéndose de hambre. Aunque supongo que habrá intereses económicos detrás para vender libros o cobrar subvenciones, yo que sé) y si te sales de la canaleta te llaman fascista y se acabó. No es que sea importante la política en el Black metal, de hecho se habla de mitología o de la muerte mayoritariamente, pero siempre hay esa tendencia a reducirte a la altura del betún para que no tengas credibilidad, y en el occidente de Europa llamarte fascista es la manera más fácil y eficiente.

R:

Me parece un gran error meter ideas políticas en el metal en general. Como ya dije, uno de los principales objetivos del black metal es el de ir contra todo, y cuanto más provocador mejor, pero más allá de todo eso son personas haciendo su música como ellos quieren. Pueden decir sus opiniones o no, pero si tienes un mínimo de sentido común sabes a lo que te expones, siempre va a haber alguien que tenga algo que decir.

V:

Si vas a hacer mensajes políticos, por supuesto.

Sin medias tintas y sin pelos en la lengua, por su puesto. Pero si tu tema no va a entrar en materia tanto como en otros aspectos, no me parece imprescindible. Luego, desmentir o corroborar X o Y, aunque decisión del artista sin más, según lo que se diga de unx mismx a veces es necesario dejar las cosas bien claras antes de afrontar una posible difamación o por decisión y/o iniciativa propia.

P:

Desde luego si yo fuera un músico de éxito me marcaría en contra de estas ideologías de odio. Obligatorio no es, pero siempre está bien saberlo para que los consumidores elijan apoyar o no algo.

5- En ciertos foros se tiende a generalizar que todo el black metal peca de ultraderecha sin mayores especificaciones ¿Crees que puede haber un punto de equilibrio entre la causa antifascista y gran parte de este subgénero o son irreconciliables (salvo la excepción del RABM y derivados)? 

A:

Respecto al Black metal de izquierdas puedo entender dos cosas: en los países que fueron influenciados por el comunismo de dictadura (Europa del este) la sociedad está más o menos al revés que nosotros, ellos tienen miedo a la izquierda.

Tienen el mismo trauma que nosotros con la derecha.

Allí el Black metal de izquierdas significa lo mismo que aquí el nazi, es una respuesta a lo establecido y presenta nuevas opciones de pensamiento encima del tablero.

Aquí el Black metal de izquierdas mayoritariamente lo hace gente que no entendió el mensaje, al igual que allí hace Black metal de derechas la gente que no entendió que en Rusia se haga Black metal comunista. Suelen ser gente que se cree más lista que la hostia y que les mola el sonido que tiene el género y se aventuran a tocar cosas que a veces suenan bien pero están más perdidos que un pulpo en un garaje respecto a temática.

Hay mucho intruso y la base de este problema es que se han tomado demasiado en serio un género que solo busca molestar, porque solo lo escucha gente molesta o inconformista con la sociedad.

Escucharlo o componerlo es un medio de desahogo, y tanto nazis que hacen caso a estas letras como progres están tomándoselo todo muy en serio.

R:

Podría haber equilibrio siempre que la parte antifascista entienda que este género es odio, provocación y sentimientos en su forma más pura, cosa que por desgracia mucha gente no entiende o no quiere entender. Una de las cosas más importantes que me enseñó el black metal fue a dejar de lado las ideas políticas y centrarme plenamente en la música.

V:

El género tiene un problema histórico con la derecha política y sus sesgos tiñendo el sentimiento o el motivo que sale de cada riff o blastbeat, pero en realidad no es cosa del género; el género es reflejo de respuestas que nacen de nosotros al afrontar las consecuencias de sistemas represivos, de pérdidas, de incertidumbre, de problemas personales… de un sinfín de cosas que nada tendrían que ver con ser un fundamentalista dogmático que teme que su cosmovisión absoluta se derrumbe ante cualquier ápice de realidad que se ponga delante suya, por lo que levanta la bandera del odio como reacción y le da un fondo de sonido “conveniente”. Al revés, es un género que reivindica la introspección, la razón y el conocimiento como métodos de respuesta, es un “punk intelectual” (sin despreciar para nada a mi querido punk, mucho más directo y menos enrevesado, si bien los hijos de éstos dos géneros son canela en rama, como el blackened crust). La derecha política es el polizón en el black metal, y desvirtúa todo aquello que pueda transmitir una canción para un único fin: propaganda, propaganda por fines que hacen que otros músicos de black metal se levanten y muestren su odio al mundo, su rechazo y su asco más profundos, gritos de razón en un mar de alquitrán manipulado para representar el odio irracional y simplón de quienes se han sabido hacer más hueco en el género desde sus inicios.

P:

El nazismo está, bajo mi punto de vista, en todos los géneros musicales. Los que hablan de política lo notan más, y el Black Metal suele ser muy político. Como bien señalas, existe el RABM y aparte existen grupos de Black Metal antifascista de sonido más tradicional, así que no creo que sean irreconciliables. Sólo hay que echar a los nazis y hacer que estén incómodos en toda la escena, y sin duda donde más hay es en el Black. Poco a poco se irá consiguiendo.

Fuentes y enlaces de interés: https://docs.google.com/document/d/13w0lBgBGIfIWTbCk7Gk38-1M7FXChjTEwkG1WUSDGbg/edit?usp=sharing

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